¿Qué espera un niño con TDAH y sus padres de nosotros?

Carta de Diego

Estimado profe:

Antes de que comience el curso, permíteme hablarte de mí. Soy un niño que tiene un trastorno llamado TDAH. Esto significa que me comportaré de forma muy inquieta, a veces impulsiva. En ocasiones me será difícil mantener la atención. Me distraeré fácilmente y a veces haré bobadas que distraigan a los demás. Olvidaré los deberes y también los libros y cuadernos. Quiero que sepas que todo esto no lo lo hago porque quiera, sino porque no puedo evitarlo. Tampoco te sientas ofendido, ni pienses que deseo fastidiarte.

Me gustaría que, pese a todo lo que el TDAH me haga hacer en clase, me quieras, me aceptes, y me digas que valgo mucho, que soy un buen niño y también que en ocasiones soy capaz de hacer cosas con éxito. Sé, por mis padres que hacer esto te va a resultar difícil, pero... ¡Tú eres un profe!
Seguro que lo harás bien. Es bueno, que guardes esta carta y la leas a menudo, porque nos hará falta a los dos...

Con mucho cariño,

tu alumno Diego

domingo, 25 de marzo de 2012

¿Qué es el TDAH?

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una enfermedad, caracterizada por un patrón constante de falta de atención y/o hiperactividad/impulsividad más frecuente y acusado, que el que se observa en individuos con un nivel de desarrollo comparable.
El TDAH afecta a millones de niños y adultos. Esta enfermedad que es algo más común en la infancia, se suele diagnosticar durante los primeros años de escolarización. En la actualidad afecta aproximadamente entre un 3 y un 7 por ciento de la población en edad escolar; además hay entre 3 y 4 veces más niños diagnosticados que niñas.

Las investigaciones indican que su prevalencia entre adultos es entre un 2 y un 4 por ciento. La proporción por sexos es de 2 a 1 o inferior: los hombres tienen más posibilidades de padecer TDAH que las mujeres. Los síntomas suelen variar en adolescentes y adultos. La creencia generalizada entre los profesionales de que los niños “superan” el TDAH al alcanzar la edad adulta es errónea. Un diagnóstico adecuado y un tratamiento eficaz durante la infancia resultan de vital importancia, ya que pueden contribuir a aumentar la autoestima, a mejorar el rendimiento académico y las habilidades sociales, a solucionar problemas de comportamiento y a paliar los efectos a largo plazo del TDAH en la edad adulta.

A pesar de la mayor concienciación sobre el problema, el TDAH se reconoce con dificultad, lo que hace que menos de la mitad de los individuos afectados consigan un diagnóstico adecuado. Además, pocas de las personas diagnosticadas reciben un tratamiento correcto, o bien lo reciben con una demora de más de un año desde la detección del problema.

Por parte de los docentes, hay un gran desconocimiento o confusión en el tema del TDAH, y como futura psicopedagoga, es importante entender que no existen dos personas con este déficit que reaccionen de la misma manera, debido a las características personales de cada alumno.



Es importante hacer entender y/o recordarles, que las personas con TDAH necesitan una vida muy estructurada y seguir una rutina determinada, controlando los cambios que se puedan producir por factores externos, como por ejemplo las vacaciones. Necesitan ser marcados, establecerles pautas, organizar su tiempo y darles cierta estabilidad, participando en las tareas de casa, y haciendo sus tareas del colegio, siempre manteniendo una relación (comunicación) y reforzando su autoestima; pero evitando la sobreprotección. Hay que tener en cuenta que este tipo de niños pese al esfuerzo que puedan realizar, cometen mayor número de fracasos y errores que los de su edad,  provocándoles frustración.

La comunicación entre el niño y la familia puede llegar a ser conflictiva en la adolescencia, debida a problemas conductuales o de fracaso escolar, llegando incluso al enfrentamiento… es por eso que hay que trabajar por una buena convivencia familiar, con el fin de evitar posibles problemas.

El niño con TDAH necesita ser tratado adecuadamente, ayudándole a superar sus dificultades y a controlar sus impulsos, con el fin de que encuentre una motivación. Para que esto surja efecto, necesitará que les mostremos afecto, y que este lo pueda encontrar también en la familia y por tanto en la sociedad. El reconocimiento y la valoración de sus acciones positivas y progresos, les proporcionarán una gran satisfacción; por lo tanto, independientemente de su CI, el apoyo de la familia y los docentes, así como de su grupo de iguales será imprescindible, de ello dependerá en gran parte su continuidad con los estudios o su fracaso a nivel general (estudios, relaciones sociales…); estos alumnos son muy constantes con aquello que les gusta y/o motiva.

Este trastorno tiene también su parte buena; pueden ser potenciados, ya que estos niños tienen una respuesta alta a estímulos positivos. La creatividad y originalidad suelen ser una de sus principales características; no todo son desventajas.

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