¿Qué espera un niño con TDAH y sus padres de nosotros?

Carta de Diego

Estimado profe:

Antes de que comience el curso, permíteme hablarte de mí. Soy un niño que tiene un trastorno llamado TDAH. Esto significa que me comportaré de forma muy inquieta, a veces impulsiva. En ocasiones me será difícil mantener la atención. Me distraeré fácilmente y a veces haré bobadas que distraigan a los demás. Olvidaré los deberes y también los libros y cuadernos. Quiero que sepas que todo esto no lo lo hago porque quiera, sino porque no puedo evitarlo. Tampoco te sientas ofendido, ni pienses que deseo fastidiarte.

Me gustaría que, pese a todo lo que el TDAH me haga hacer en clase, me quieras, me aceptes, y me digas que valgo mucho, que soy un buen niño y también que en ocasiones soy capaz de hacer cosas con éxito. Sé, por mis padres que hacer esto te va a resultar difícil, pero... ¡Tú eres un profe!
Seguro que lo harás bien. Es bueno, que guardes esta carta y la leas a menudo, porque nos hará falta a los dos...

Con mucho cariño,

tu alumno Diego

domingo, 20 de mayo de 2012

Reflexionando sobre las dificultades

Para la elaboración de la memoria, hay que tener en cuenta diversos aspectos "vividos" en las sesiones del Prácticum II. En este ocasión, quería centrarme en aquello que encuentro más difícil de controlar y que muchas veces te obliga a replantear la sesión... no es otra cosa que es el estado emocional del niño con TDAH y los cambios de humor o de comportamiento, algunas veces tienen reacciones inesperables e incluso desafiantes. Como especialista hay que manternerse firme, porque sino son capaces de sacarte de tus casillas sin demasiado empeño. Puede parecer incluso una relación de "tira y afloja", pero necesitan ver en el psicólogo/a o psicopedago/a una persona que les marca y que les pauta, mostrándoles afecto y cariño, pero ante situaciones o reacciones inesperadas (o simplemente ganas de llamar la atención) deben saber quién manda y hasta donde pueden llegar.

Esta semana, uno de los niños que acude a uno de los talleres (5º primaria), trae una pelotita de plástico, mientras sube al aula juega con ella, aún sabiendo que durante la sesión de trabajo, NO pueden traer o tener a la vista ningún juguete u objeto que les pueda distraer. Con el taller empezado vuelve a sacar la pelotita del bolsillo, le digo "J. para ya", junto a él también estaban otros 2 alumnos, así que su esfuerzo por llamar la atención delante de éstos incrementó, paró de trabajar y empezó a rallar la mesa. "J. limpia la mesa, por favor" y éste contestó "No pienso limpiar nada, lo haré cuando me devuelvas la pelota". El hecho de ignorarlo fue suficiente para que en 10 minutos dejara de comportarse de esta forma, de hecho la pelota se quedó guardada en uno de los armarios y al finalizar la sesión ni la pidió. Os cuento esto para que veais que muchas veces te ponen a prueba y no se puede ceder siempre a este tipo de chantajes, puesto que no les estaríamos ayudando.

El trabajo con estos niños es muy gratificante, se aprene mucho con ellos y ver el progreso que hacen es algo que te hace sentir bien. Hay días que no hay ningún problema o que si intentan empezar alguna broma o tontería, con un gesto que les hagas paran, pero hay otras veces que no es tan fácil, es cuestión de práctica y de saberlos llevar.


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