¿Qué espera un niño con TDAH y sus padres de nosotros?

Carta de Diego

Estimado profe:

Antes de que comience el curso, permíteme hablarte de mí. Soy un niño que tiene un trastorno llamado TDAH. Esto significa que me comportaré de forma muy inquieta, a veces impulsiva. En ocasiones me será difícil mantener la atención. Me distraeré fácilmente y a veces haré bobadas que distraigan a los demás. Olvidaré los deberes y también los libros y cuadernos. Quiero que sepas que todo esto no lo lo hago porque quiera, sino porque no puedo evitarlo. Tampoco te sientas ofendido, ni pienses que deseo fastidiarte.

Me gustaría que, pese a todo lo que el TDAH me haga hacer en clase, me quieras, me aceptes, y me digas que valgo mucho, que soy un buen niño y también que en ocasiones soy capaz de hacer cosas con éxito. Sé, por mis padres que hacer esto te va a resultar difícil, pero... ¡Tú eres un profe!
Seguro que lo harás bien. Es bueno, que guardes esta carta y la leas a menudo, porque nos hará falta a los dos...

Con mucho cariño,

tu alumno Diego

jueves, 17 de mayo de 2012

Trabajando la atención y otros aspectos

La atención es un aspecto que nunca debemos de olvidar cuando trabajamos con los alumnos con TDAH.

La sesión que he preparado hoy se ha centrado en el trabajo de la atención y la deducción. Hemos trabajado la deducción con unas fichas relacionadas con la sombra que se proyecta en las figuras y otros conceptos de direccionalidad,  y la atención con un texto en el que debían señalar las palabras y después clasificarlas en dos columnos según si empiezan con la o ó terminan con esta letra.

Después hemos hecho un juego de palabras, es importante que ejerciten la mente y hacerlos coger soltura en estos tipos de ejercicios "de pensar".

Añadir que todas las sesiones empiezan con un minuto personal en el que cuentan algo que les ha pasado y o que quieran compartir y muchas veces sale una pequeña reflexión, además te ayuda a saber cómo se sienten o si les preocupa algo en lo que se debe incidir.
Reflexión

Tras un breve resumen de la valoración preferiría dedicar estas líneas a comentar el comportamiento de los alumnos durante la sesión.

La primavera la sangre altera, y os puedo decir que así es en muchos casos, la mayoría de vosotras podreis verlo en vuestras aulas, pero cuando se trata de alumnos TDAH se agudiza más.

Voy a centrarme en el primer grupo de trabajo de esta tarde, son 2 alumnos, como vereis atención individualizada y personalizada, ya que cuando se forman los grupos se tienen en cuenta las características de los alumnos y la edad. Los dos niños (ambos chicos), son estudiantes de 5º de primaria, y uno de ellos tiene cambios emocionales muy bruscos (alumno A). Éste chico (alumno A), ha empezado a subir las escaleras que conducen al aula como un perro, aunque hay que intentar no hacerle caso, si el se cree más importante por hacer eso, seguirá haciendo más tonterias. Cuando hemos entrado en el aula, el otro niño (alumno B) ha empezado a hacer silbidos flojitos, según él simulando a una película y no podía ser menos el otro ha empezado a imitar este comportamiento. Es por ello que hay que ponerles las cosas claras y no dejarles pasar en el tema conductual, así que tras unas palabras han seguido trabajando normal. Pero claro, no todo es tan fácil, tras terminar la primera hoja de trabajo, el alumno B tenía una actividad incorrecta, pero su contestación ha sido "Está bien, tú que no entiendes lo que hay que hacer", y ha sido el compañero el que le ha dicho la respuesta correcta y esto le ha bastado para callar y continuar.

Estos alumnos pueden aprender mucho a través del juego (siempre que sea adaptado a la edad), explicando las reglas del juego de hoy, ha salido la palabra evolucionar, pues bueno han empezado a decir que como "Picachu" y han mostrado una actitud infantil con voces raras y sonidos del tipo "gugu-gaga", así que se ha dejado el juego para otro día y se ha seguido con la ficha que estaban realizando. Después de esta reprimenda se han mostrado muy dispuestos y con una actitud correcta, pero no se ha realizado el juego. Tienen que aprender que tienen una edad en la que ciertas tonterias ya no entran y que depende de ellos que el trabajo en las talleres puede ser más o menos lúdico.

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